<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d7926155719755327671\x26blogName\x3ddiario+de+Judith\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dTAN\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://diario-de-judith.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_ES\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://diario-de-judith.blogspot.com/\x26vt\x3d1814785731851084173', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

diario de Judith

No sólo hallarás aquí dulces confidencias. También todo misterio que me haya sido revelado en la medida en que pueda contarse con palabras.

« principal | siguiente » | siguiente » | siguiente » | siguiente » | siguiente » | siguiente » | siguiente » | siguiente » | siguiente » | siguiente »

La carta de Ángelo.

Cada una de las caras de la caja piramidal tenía bisagras en su base y se abrió sin dificultad. Dentro había un cilindro cónico de bronce con grabados en una lengua que parecía pictográfica y era desconocida para nosotros.
En el interior del cono, suspendida sin ningún movimiento, había una piedra oscura del tamaño de un puño. La presencia de lo sagrado en ella era tan patente que nadie hizo ningún comentario al respecto.
Observamos con detenimiento, cada uno a su manera. Percibimos, yo en mi piel, Gabrielle en su música y Santiago en su luz, que la quintaesencia de la torre fluía por su interior impregnándose de la naturaleza de la piedra, para salir con la impronta del bien más absoluto.
Era su aura tan luminosa que tratar de someterla a cualquier análisis parecía un sacrilegio. Sería como diseccionar a Karel buscando sus alas. Imponente, tenía la presencia de un dios y tal vez algo de su poder.
Cuando, con cuidado, nos atrevimos a mover el objeto hallamos bajo él una carta de mi padre. Tenía unos días de antigüedad pero había sido escrita hace más de veinte años.
Decía así:

"Queridos amigos. No creáis que sois unos desconocidos para mí.

Sé de sobra los riesgos que corremos, pero hemos aprendido que el mundo no es tan pequeño como nos han querido hacer creer. Así que haya pasado lo que haya pasado, ni se os ocurra pensar que la vida o la muerte pueden ser tristes para alguien consciente de lo que tiene a su alrededor.

Ya ha ocurrido. La Torre ha desarrollado su potencialidad y el cable se ha mostrado como un ser vivo consciente que crece. Una maravilla perdida de la antigüedad que debía resucitar. Nuestro proyecto nació para ayudar a la emancipación del hombre, nuestro objeto fue luchar contra la Inercia impuesta por el poder. Pero hay muchas formas de luchar. Esta es la mía:
Un día me hice una pregunta sencilla: ¿cómo hacemos la magia? Traté de buscar una respuesta traducible al lenguaje de las Matemáticas y las Formas, y la encontré en lo que ahora se está empezando a conocer como Teoría del Caos.
Se puede representar la potencialidad de todo sistema físico en un eje de coordenadas. El espacio resultante es llamado espacio de fase y representa todos los estados que puede manifestar un sistema físico dado. Ese sistema no puede salir de ese espacio de fase. Nosotros, los magos, cambiamos el espacio de fase de los sistemas físicos con nuestra voluntad.

¿Pero qué pasa si traducimos esto al mundo de las ideas y su expresión, la sociedad?
Todo concepto tiene también su espacio de fase. Esos espacios de fase cambian con el discurrir de las generaciones, o se mantienen fijos. Más allá no hay nada. Con la centralización y la tecnificación del poder, esos espacios son demasiado rígidos, pues los medios naturales para cambiarlos nos han sido arrebatados. En una palabra, la creatividad, y con ella la iluminación, han sido cubiertas por un ilusorio velo en pos de mantener un sistema de poder.

He aquí que la Torre es, en su conjunto, una máquina para flexibilizar esa artificiosa rigidez de los espacios de fase del mundo mental. El caos creativo se exporta desde la piscina a lo largo de sus raíces tanto al mundo físico como al mental. Pero esto tiene sus riesgos. El cambio no conoce moral, hay cosas que no deben cambiar y cosas que es mejor que no existan. ¿Cómo producir un cambio dirigido? ¿Un caos creativo bueno para la humanidad?
Ese es el escollo con el que me encontré. Pues, aunque podría dirigir cierto cambio, no está en la naturaleza de las personas el poder de discernir a ese nivel. Y este escollo me llevó a encontrar este objeto que os mando.

Fue Rubayat quien me habló de un lugar cuya resonancia no es de este mundo. Ella estudia la Kábala y había descubierto un templo cuya resonancia era anterior a la ruptura cósmica, cuando el amor divino equilibraba la sephiroth del rigor y no existía el pecado.
Ese lugar es la catedral de Chartres. Desde su construcción los fieles se han nutrido de una presencia que templaba su espíritu dotándolo de algo que se perdió con el origen del mal.
Indagando en la construcción de ese prodigioso instrumento de sacralidad, averiguamos que una vez hubo, en el remate de la aguja de su torre más antigua, una piedra-imán (1). La hallamos perdida en una colección privada y la hicimos nuestra.
Ajusté toda la arquitectura de la Torre para que, con ese objeto que ahora habéis recibido, el caos creativo que mueva a nuestro querido mundo sea, a la fuerza, benigno y justo, causando necesariamente un mundo mejor, pues nada malo puede surgir de su esencia.

Decidle a Judith que su padre la quiere. Vuestro compañero:

Ángelo Cannizzaro. "


Colocamos el cono en el lugar más apropiado, en el techo, sobre la piscina y el cable. Y allí ha estado estos tres años, imbuyendo lo que quiera que haga este lugar de una resonancia angelical. Hacía de la Torre, este espíritu de caos creativo o de orden dinámico, un instrumento del bien sin lugar para la ambigüedad.

Pero mi padre, aun siendo un visionario, nunca dejó de ser un materialista. Un materialista de ideas-ente, de sociedades vivas. Pensaba en superorganismos sociales, en espíritus de las épocas y de los conceptos, pero no era un místico.
Imagino la frustración de Rubayat cuando vio el betilo presa de una máquina. Pobre Rubayat. No es que Ángelo no tuviera razón, quién sabe qué semillas habrá plantado su obra en el caos emergente de la dinámica social, pero es evidente (seguro que él estaría de acuerdo) que algo tan poderoso y complejo, tan misterioso, dotado incluso de la potencia de un dios, tendría su propia evolución más allá de nuestro entendimiento.
Y ocurrió que cosas para nada sutiles empezaron a acontecer en los lugares a los que llegaba la influencia de la Torre a través del cable.
Los lobos nos hicieron saber que nuevos espíritus venían a París. Se empezó a sospechar incluso de la presencia de varios demonios. De alguna manera, la ciudad, o tal vez Onire, los llamaba.
Nuevos edificios manifestaron consciencia propia y nos empezaron a hablar. El cable les aportaba fuerza y les mantenía en comunicación. Empecé a sospechar que ese estado consciente es en realidad más natural que la inercia y que cuando los chamanes despiertan un objeto no le otorgan vida, sino que lo sacan del silencio de la banalidad.
Conocimos nueva gente sensible capaz de percibir el otro lado. Los avistamientos de cuervos fantasmagóricos o de lobos corriendo por las calles aumentaron.
Sorprendentemente, el espíritu de París dejó de presentarse con aspecto humano. Pola descubrió que acompañaba a una chica. No era una posesión, más bien una simbiosis que la hacía capaz de aprender a utilizar los dones de la ciudad a voluntad. Hemos averiguado que esto ha ocurrido otras veces, pero no sabemos con qué efecto o finalidad.
Y son sólo algunos ejemplos. Sin duda estos acontecimientos llamaron la atención de El Príncipe y le impulsaron a actuar. No se llevó el betilo sin explicar algunos de sus motivos. Adelanto uno; no estábamos preparados para custodiar un objeto tan poderoso.


1.- Robert Temple, en su libro “El Sol de Cristal, tecnologías perdidas de la antigüedad” habla de una posible utilización de los maestros medievales canteros de equivalentes magnéticos a los “piramidiones” que los egipcios colocaban en el vértice de sus pirámides y obeliscos.
En él se hace eco de un fragmento de un libro de viajes del Dr. Martin Liset. “Viaje a París en 1698” donde menciona la colección de imanes que tenía un inglés desconocido en nuestra época:
“Mr. Butterfield es un hombre honesto, justo y campechano, que ha residido en Francia durante 35 años, es un artista excelente en el campo de los instrumentos matemáticos de todo tipo y trabaja para el rey y todos los príncipes de sangre, y su obra es demandada por todas las naciones de Europa y Asia.
En más de una ocasión me mostró (lo cual es su gran diversión) una poderosa colección de piedras imanes, que alcanzan un valor de varios cientos de libras esterlinas… Nos enseñó una piedra imán extraída de esa pieza de hierro, que une las piedras en la misma cumbre de la aguja de Chartres. Ésta era una gruesa corteza de óxido, y parte de ella se había convertido en una poderosa piedra imán, que tenía todas las propiedades de una piedra extraída de la mina. Mons. De la Hire ha publicado una memoria sobre ella; y Mons de Vallemont un tratado. La parte oxidada exterior no tenía propiedad magnética alguna, pero el interior sí poseía un fuerte magnetismo, de forma que aumentaba en una tercera parte su peso. Este hierro poseía el mismo grano que un imán sólido, y la resistencia de una piedra.”

deja un comentario