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diario de Judith

No sólo hallarás aquí dulces confidencias. También todo misterio que me haya sido revelado en la medida en que pueda contarse con palabras.

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El sueño de Oriana. Introducción a la Torre IV

Sobre mi mesa tengo un facsímil de la tesis doctoral de mi abuelo que he mandado hacer para regalárselo a Mayim. Su título, "Arquitectura Hermenéutica" esconde un maravilloso compendio donde se dibujan los planos de 20 construcciones de la antigüedad de las que no han quedado más que lejanas y fantásticas descripciones (1).
Con el sorprendente título de "la Torre de Cnosos", el capítulo dedicado a lo que ahora es esta torre partía de la descripción que hace un monje del siglo XVII de un templo sobre una montaña en el que se guarda toda la sabiduría del mundo. Los pocos académicos que he encontrado que conocen esta historia la atribuyen a un paisaje simbólico, la metáfora de un jesuíta utópico.

También en mi mesa tengo los diarios de Oriana. Ella empieza a hablar de ese mismo templo a partir de otra fuente mucho más explicativa.
Cuando compró la biblioteca del monasterio de Tierza halló, entre otras joyas, la documentación de un juicio inquisitorial a un comerciante vienés al que se había acusado de comprar libros prohibidos. La confesión en sí no decía mucho. Era sospechoso de ser un demonio y un brujo según las convenciones de la época.
Lo interesante estaba en la descripción de las pruebas que se presentaban ante el tribunal, que incluía un resumen de todos y cada uno de los libros que el brujo escondía en su casa. El más extenso se dedicaba a una obra titulada "Sobre el antiguo y escondido Templo de Cnosos". Detallaba la arquitectura del templo dando, como si quien hizo el resumen quisiera difundirlas, las medidas exactas de su planta. A continuación describía pomposamente los contenidos por los que ese libro era motivo de herejía. Afirmar que el verbo de Dios, las palabras y las cosas, son obra de las personas. Mantener que ese sitio es un pilar de la creación. Conjeturar que en él se hallaba una puerta al logos. Idolatrar las palabras escritas. Guardar todos los libros del mundo. Una defensa inteligente podría haber alegado que todo eso se hacía con el beneplácito de Dios y que fue precisamente Él quien otorgó al hombre un poder mayor que el que jamás tuvieron ángeles o demonios. El de dar nombre a las cosas. Pero la declaración de culpabilidad del reo le condenó y no hubo necesidad de defensa.
En la búsqueda de información relacionada con ese hallazgo Oriana tan sólo encontró dos libros. La declaración del jesuita utópico y la consiguiente tesis de mi abuelo. Cuando vió que las medidas del plano de Perret coincidían exactamente con las que describía en su documento, llegó a la lógica conclusión de que, o bien ese joven arquitecto había tenido acceso a sus documentos (en teoría olvidados en una biblioteca que no era consultada mas que por unos pocos monjes) o, más probablemente, tenía el libro original del que se había hecho el resumen para el jurado.

Resultó que Perret ni tenía el documento ni el libro, gozaba de la portentosa facultad de ver la imagen que se escondía tras una descripción por muy confusa, escueta o poética que esta fuera. Ese talento asombroso para destilar las imágenes escondidas en paisajes mentales del pasado lo he visto en otros. El ejemplo más cercano es Karel, que es capaz de despertarse con un saber aprendido en un sueño, cualquier cosa que una vez fue imaginada por el hombre es accesible así para él. Yo misma, no sin un gran esfuerzo, puedo llegar a conectarme con el inconsciente colectivo y viajar en él para encontrar significados perdidos en los registros de los hombres, pero patentes todavía en la memoria de la humanidad (2).
Ese portento de la imaginación resultó ser un apasionado amante de la aviación. Y un apasionado amante en general. Las dos cosas que mi abuela exigía en un hombre. Después de casarse, una idea común tomó forma y comenzaron un proyecto que ahora continúa.

En la mente de ambos estaba el deseo de hacer accesible la sabiduría antigua al pueblo. Les entristecía el presunto ateísmo materialista de la modernidad y quisieron hacer lo posible para incorporar lo sagrado al espíritu de su época. Sabían que si las élites mantenían al pueblo en la ignorancia hacia el poder de los mitos, serían presa del uso de éstos por la élite.
Dedicaron su vida al compendio de toda la sabiduría que pudieron encontrar y buscaron las herramientas para difundirla. Quisieron un templo para la sabiduría que pudiera visitar mucha gente. Decidieron reconstruir la "Torre de Cnosos" en París.

Sobre el hallazgo de la Torre en el Tíbet no hay demasiados detalles en el diario de mi abuela. De manera escueta cuenta que organizaron una expedición de envergadura y que encontraron el edificio caído en un paraje desolado. No da la localización exacta ni cuenta como la supo.
Incrustado en la piedra hallaron el Cable. Una cuerda trenzada de una resistencia prodigiosa y con un brillo especial que conectaba el baño ceremonial de la terraza con el suelo. En las piedras vieron multitud de símbolos en un idioma casi desconocido, el lineal A. Ahora hemos traducido algunas de esas palabras, que han resultado ser nombres comunes de las cosas más mundanas, trigo, lago, nieve, corriente de un río...

Mi padre, Ángelo, entendió la Torre como un templo consagrado a mantener el orden del cosmos, una tradición similar a los Onomasticones de los antiguos egipcios (3). El cable sería el instrumento con el que fijar una lista de conceptos arraigándolos en la estructura de la realidad. Él pensó extender el potencial de la torre para crear nuevos conceptos, nuevas posibilidades, viéndola como un instrumento para producir paradigmas emergentes. Años de lucha convencional no habían dado resultados. Los medios de comunicación de masas se habían afinado como terribles instrumentos del poder. Ángelo quería utilizar la Torre para quebrantar esa inercia impuesta por la ingeniería social al servicio de unas élites que sólo pretenden su permanencia. Los Arquitectos.

Ante la responsabilidad de tener un instrumento que cambia la inercia social, se vio con el problema de controlar que los cambios que la Torre generara no perjudicaran al complejo sistema de la humanidad. Problema que superó con nuestra ayuda casi veinte años después de su muerte. Pero eso lo trataré en otro momento (4).
Ahora me quiero centrar en cómo funcionó cuando la puse en marcha hace dos días.
Cuado Olympia la puso en marcha.
Cuando Venus vino a París.


(1).- En su introducción escribe: "El hecho de que muchas de estas obras jamás se hayan construido no significa en absoluto que no existieran. Una vez se elevaron orgullosas en el paisaje de la imaginación de alguien. No son menos importantes que los templos que todavía se yerguen para nuestra admiración, pues han sobrevivido tal como estos últimos al paso del tiempo. En lugar de ruinas tenemos en raras ocasiones descripciones de quienes las vieron, y en la mayoría descripciones de quienes escucharon a los que las vieron. Son fragmentos fantasmales en el inconsciente colectivo.
Tomando en consideración ésto, en este tratado no sólo se plantean hipótesis sobre cómo pudieron ser aquellos templos. Se trata de avivar la memoria de antiguos dioses que no están del todo olvidados. Se trata de enseñar al lector moderno la sabiduría antigua, la magia que se deriva de la contemplación de esas realidades casi olvidadas. Las ideas nunca mueren. Viven irremediablemente en la consciencia de la gente. En la mía ahora mismo, y en la suya si lee u ojea este libro."

(2).-¿Donde está esa memoria?. Yo la visualizo como un paisaje mental que toma forma fractal en cada una de las personas. Me resulta más fácil adentrándome en mi mente, pero he aprendido a hacerlo en la de otros (sólo debo estar muy, muy conectada a ellos).
Conforme me adentro en los detalles de un lugar de mi mente, el paisaje se extiende, y si me esfuerzo lo suficiente puedo salir de mis propios recuerdos o saberes y empezar a meterme en los significados que subyacen a mis pensamientos. Paso así de los recuerdos a los conceptos y paso de la esfera de lo que sé a lo que no sabía que sabía.
Así encuentro dos cosas muy valiosas. Que todos los conceptos están relacionados y forman un paisaje común, universal y omnipresente. Y que una persona es una parte de la humanidad y la humanidad entera a la vez. Nuestra mente es un holograma que llega a contener todas las mentes, todos los sueños.
Creo que esa técnica que yo utilizo con dificultad, gente como mi abuelo o Karel la practican de forma natural. Viajando por ese ecosistema de la mente común, llamado noosfera, como si de un paisaje físico se tratara, y hallando en él cualquier cosa imaginada alguna vez.

(3).- En el antiguo Egipto se sabía que el nombrar las cosas hacía que estas permanecieran. Para preservarlas de los constantes ataques del caos, elaboraban listas categorizadas de nombres. Por ejemplo, en el Onomasticón de Amenope podemos leer como rasgos de la naturaleza:" crecida, río, mar, ola, lago pantanoso, charca, pozo en el desierto, estanque, orilla del río...". También podemos encontrar en el listas de plantas, animales, ciudades...

(4).- Hay una carta que explica claramente lo que Ángelo entendía de la magia de la Torre, nos llegó hace tres años, mucho tiempo después de su muerte, cuando el cable empezó a mostrar actividad, a crecer. Transcribo la parte que se refiere al funcionamiento de la Torre:

"Queridos amigos. No creáis que sois unos desconocidos para mí.

Sé de sobra los riesgos que corremos, pero hemos aprendido que el mundo no es tan pequeño como nos han querido hacer creer. Así que haya pasado lo que haya pasado, ni se os ocurra pensar que la vida puede ser triste para alguien consciente de lo que tiene a su alrededor.

Ya ha ocurrido. La Torre ha desarrollado su potencialidad y el cable se ha mostrado como un ser vivo consciente que crece. Una maravilla perdida de la antigüedad que debía resucitar. Nuestro proyecto nació para ayudar a la emancipación del hombre, nuestro objeto fue luchar contra la Inercia impuesta por el poder. Pero hay muchas formas de luchar. Esta es la mía:
Un día me hice una pregunta sencilla: ¿cómo hacemos la magia? Traté de buscar una respuesta traducible al lenguaje de las Matemáticas y las Formas, y la encontré en lo que ahora se está empezando a conocer como Teoría del Caos.
Se puede representar la potencialidad de todo sistema físico en un eje de coordenadas. El espacio resultante es llamado espacio de fase y representa todos los puntos en que puede estar un sistema físico dado. Ese sistema no puede salir de ese espacio de fase. Nosotros, los magos, cambiamos el espacio de fase de los sistemas físicos con nuestra voluntad.

¿Pero qué pasa si traducimos ésto al mundo de las ideas y su expresión, la sociedad?
Todo concepto tiene también su espacio de fase. Esos espacios de fase cambian con el discurrir de las generaciones, o se mantienen fijos. Más allá no hay nada. Con la centralización y la tecnificación del poder, esos espacios son demasiado rígidos, pues los medios naturales para cambiarlos nos han sido arrebatados. En una palabra, la creatividad, y con ella la iluminación, han sido cubiertas por un ilusorio velo en pos de mantener un sistema de poder.

He aquí que la Torre es, en su conjunto, una máquina para flexibilizar esa artificiosa rigidez de los espacios de fase del mundo mental. El caos creativo se exporta desde la piscina a lo largo de sus raíces tanto al mundo físico como al mental. Pero esto tiene sus riesgos. El cambio no conoce moral, hay cosas que no deben cambiar y cosas que es mejor que no existan. ¿Cómo producir un cambio dirigido? ¿Un caos creativo bueno para la humanidad?
Ese es el escollo con el que me encontré. Pues, aunque podría dirigir cierto cambio, no está en la naturaleza de las personas el poder de discernir a ese nivel." [...]

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