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diario de Judith

No sólo hallarás aquí dulces confidencias. También todo misterio que me haya sido revelado en la medida en que pueda contarse con palabras.

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Chartres.

La Catedral de Chartres, montaña indestructible, es tal vez la edificación más cargada de simbolismo y poder espiritual de toda Europa continental. El juego de la sagrada luz con la sagrada arquitectura crea un ambiente tan sublime que el más ciego de los espíritus no puede salir de allí sin una epifanía.
Era inevitable que Santiago se sintiera inmerso en ese, su elemento. Su obra. La catedral le transmitía un constante dejà vu. Mediante la Fundación no tardamos en conseguir un permiso para colaborar en la restauración del templo. Desde entonces Santiago trabaja allí cada día.
Corren ríos de tinta alrededor del misterio de la Catedral de Chartres. A parte de las teorías que puedan darnos comprensión sobre ese lugar, el efecto es evidente. De allí se sale renovado, fresco, vivo. Fieles, peregrinos y turistas acuden a admirarse con su belleza, y vuelven cambiados, distintos, a sus vidas.
Es frecuente verles recorriendo el laberinto, o cargando sus péndulos y otros talismanes en su centro. Muchas iglesias góticas tenían un laberinto en su suelo, y esta algarabía que formaban los visitantes fue la excusa que utilizaron las autoridades para quitar esos símbolos paganos cuando ya no los podían o querían comprender. El de Chartres es uno de los pocos que han sobrevivido a nuestros días, aunque sin la losa de su centro que mostraba a Teseo luchando con el Minotauro.
Chartres es un nodo de unión de fuerzas telúricas que siempre ha sido sagrado. Los primeros constructores edificaron un dolmen y cabaron un pozo en el lugar que hoy ocupa la cripta de la catedral. Los druidas hicieron de ese bosque lugar de reunión y aprendizaje. Los cristianos han ido levantando una iglesia sobre los cimientos de otra hasta la Catedral que se alza ahora.
Los constructores del gótico hicieron de Chartres un instrumento de renovación para fieles y peregrinos. Cada detalle del conjunto de la catedral le sirve al todo en el arte de modular la quintaesencia. Allí, como en la Torre, se unen el cielo y la tierra de una forma premeditada. La luz es domada por la geometría y las vidrieras. La tierra por las canalizaciones de agua subterránea y por la piedra labrada.
Una tarde Santiago encontró una espada dentro de una estatua hueca de San Miguel. Su hoja labrada brillaba como si la acabaran de templar, en ella se podía leer: "su filo no dudará".

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